K lo ve acercarse. Es como una cuenta atrás.
─Lo siento, es defectuoso. Habrá que eliminarlo.
Uno a uno, van cayendo. Como si fueran meras fichas de dómino. Como si fueran la reencarnación de los segundos que una aguja de cristal, lentamente, acuchilla con dulzura y se acerca, se acerca a su presa final.
─Otro más. Sus circuitos son erróneos y
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